jueves, 21 de noviembre de 2013


ECLÉCTICO



Es el juego inherente a la vida de los hombres, es la luz creadora de sombras, es lo ecléctico de un lugar lo que despierta su magia. Pero no  como una película de Svankmajer donde las animaciones funcionan como humanos, si no donde los humanos parecen animaciones.

Así como los viejos sentados haciendo fila, que miran a la misma mujer de jeans apretados pasar en frente de ellos,  que con piropos obscenos pretendan que les den una miradita, y que a éstas sólo les de rabia y sigan su camino. O como los que hacen lustrar sus zapatos sólo para ir por un tintico, poder aparentar elegancia y pasar el día.

Un lugar donde también puede haber un bazar. Un bazar de cosas que casi nadie compra, donde los vendedores se tapan con la carpa para ocultarse del desgastante sol, haciendo que los clientes se vayan. Y que los días pasen así, sin querer pero queriendo, los mismos con las mismas, entre dominós y periódicos, el primero más real que el segundo, pues es detrás de cada juego donde están  las verdaderas historias.



LA BICI




¨Dani no me deje solo vea que me caigo¨, me dijo el mientras yo me peinaba y le respondía,¨ tranquilo que ahora vamos juntos¨. Entonces  corrió y se cambió el pantalón, preocupado por eso de los regaños maternales debido a los constantes rotos del uniforme del colegio.

Salimos con el fuerte sol de las dos de la tarde sobre nosotros. Las primeras veces lo cogí de atrás y lo impulsé, siempre se iba hacia la izquierda cayendo sobre un cerco de alambres, pero sin rendirse seguía.

Fue lo mismo muchas veces, hasta que lo hizo, y cuando eso pasó se bajó de la bicicleta (que por cierto era muy pequeña para él), y gritó ¨ ¡Dani!, ¿Vio? ¨, tómeme una foto y mándesela a mi papá, el me dijo que cuando aprendiera volvía. El papá regresó a las tres semanas pero se volvió a ir.